Ya se cumplen 41 años padeciendo TOC. Tras muchas elucubraciones, creo que la causa de tantas obsesiones y ritos, de caer en las trampas de mi subconsciente o de querer suicidarme como consecuencia de lo dicho es el "complejo de Dios".
Desde pequeño me he exigido siempre mucho a mí mismo; he sido yo, no mis padres. Siempre he querido ser el mejor, y así ha sido porque mis niveles de exigencia son elevadísimos. Pero el cuerpo, mi cuerpo, tomó cartas en este asunto porque a él también le concierne. De modo que cuando me apetece salir a pasear por la Naturaleza, salgo; cuando me apetece tomarme un whisky en mi cafetería preferida, me lo tomo, mientras observo el trasiego de gente, quién entra y quién sale, qué dialogan los niños, de qué habla quien está a mi lado en la barra...
He estado 8 meses saliendo a socializar. Pero desde que comenzó el verano dejó de apetecerme. Aquí estoy, reponiéndome del dolor(pero, sobre todo, del susto) tras una caída después de levantarme. ¡120 kilos han caído al suelo! He temido lo peor, pero por fortuna no me he roto nada; solo ha sido el susto que aún me dura. Menos mal que mi médico de cabecera me receta unos sobres indicados para los dolores fuertes. ¿Os dais cuanta? Hay remedio para los dolores físicos fuertes, pero no lo hay para mitigar los del alma, esa tortura a la que me somete la maquinaria ritual cuando me atacan las obsesiones.
Hay personas que llevan menos tiempo padeciendo, ¡y se encuentran mejor a día de hoy!
Solo se me ocurre, en este momento, evocar las palabras de uno de los personajes de Lawrence Durrell de su "Cuarteto de Alejandría": "Al igual que todos los jóvenes me proponía ser un genio, pero afortunadamente intervino la risa"(Clea). La risa como metáfora del cuerpo. Estas palabras deberían ser como mi Biblia personal: el cuerpo me salvará de suicidarme; la risa no es el mejor estado de ánimo para quitarse de en medio. Conscientemente ni me plantearía adquirir ese "complejo de Dios". Es, como dije, una trampa de mi subconsciente, a quien he de aprender a engañar para salvarme.